La ciudad más importante de la cultura zapoteca se eleva en el centro de tres importantes valles. Monte Albán fue descubierta por el arqueólogo Alfonso Caso en 1930.
En su larga historia, que comenzó en el año 500 a.c. y se extendió hasta el 850 d.c., Monte Albán
se consagró como uno de los centros políticos, económicos y religioso
más importantes en Mesoamérica. Se desconoce su nombre original, pero el
actual proviene de su ubicación en lo alto del Monte Blanco pues su
centro ceremonial se edificó en la cima de un cerro con dominio
estratégico de los valles de Tlacolula, Zaachila y Etla. Su construcción
representó un desafío tecnológico, pues implicó el desarrollo de
técnicas que “aplanaran” la cima hasta lograr lo que hoy se conoce como
la Gran Plaza, corazón del sitio.
En Monte Albán surgió
un verdadero Estado sacerdotal, y su poder económico se sustentó en los
tributos que le rendían las comunidades de los valles centrales. El
conjunto arquitectónico abarcó también los cerros aledaños de Atzompa,
El Gallo, Monte Albán Chico, El Plumaje y El Mongolito.
Después de su abandono, que se dio gradualmente en el s. IX, los
mixtecos arribaron a las ruinas de la ciudad y depositaron, en lo que se
conoce como la tumba 7, una de las ofrendas funerarias más
impresionantes que se hayan descubierto en el país.
En la zona arqueológica había cinco
juegos de pelota ceremoniales. El que está ubicado a la entrada del
sitio es el juego de pelota grande. En Monte Albán es
posible observar dos nichos, ubicados en esquinas opuestas de la cancha,
en los que se cree que se depositaban figuras de barro que debían ser
derribadas con el rebote de la pelota de caucho. Se cree que la cancha
estaba completamente estucada, que la pelota se hacía rebotar en una
lápida de piedra colocada en el centro de la planta en forma de L, y que
se le golpeaba con enormes bloques de piel a manera de guante.
La explanada central, ubicada a 400
metros sobre el nivel del valle central y con una superficie de casi dos
kilómetros cuadrados, se comenzó a construir durante la fase Monte Albán
I (500-200 a.c.) y representó un reto de ingeniería, pues implicó
trazar un cuadrante en la montaña, con canales de agua que permitieran
nivelar el terreno hasta lograr su aplanado. Al centro, al norte y al
sur se conservaron los montículos que permitieron la construcción de los
Edificios G, H, I, J y las plataformas norte y sur. En estos edificios,
ubicados al centro de la plaza, se halló la máscara del dios
murciélago, un pectoral hecho en jade. Alrededor de este espacio
arquitectónico se encuentran las principales edificaciones de la ciudad.
El único edificio que resalta por su
orientación diferente, pues apunta hacia el suroeste, es el edificio J,
mejor conocido como el Observatorio Astronómico, como forma irregular
que sugiere una punta de flecha. Alrededor hay una serie de lápidas que
narran la conquista de Monte Albán sobre otros pueblos.
Las astronomía era un tema cotidiano que influía en la traza de las
ciudades. Se construyó aproximadamente en el año 100 a.c.
La Plataforma Norte se localiza sobre un
basamento piramidal y tiene una escalinata de 12 metros de alto que
conduce una plataforma con los restos de 12 columnas. El complejo
arquitectónico, usado para fines religiosos, abarca el Patio Hundido,
los Edificios B, A, E, D y VG, el más alto del sitio.
Las dimensiones de la Plataforma Sur dan
cuenta de la importancia que tenía para los zapotecos, este punto
cardinal. La escalinata de 40 metros de ancho lleva a un patio y a dos
pirámides en lo alto. Es una de las construcciones más tardías (500-800
d.c.), y se ha descubierto que para su edificación se utilizaron piedras
labradas de periodos más antiguos. Se cree que esta plataforma se usaba
para fines políticos.
Las primeras teorías relativas a las
estelas labradas con figuras humanas en movimiento localizadas en el
Edificio L suponían que se trataba de danzantes o nadadores. Otras
señalaban personas enfermas, debido a las deformaciones y castraciones
representadas por volutas en los genitales. Todas las figuras usan
tocados o cascos, y por eso se cree que son sacerdotes y militares
prisioneros. Debido a su características físicas obesas, narices
achatadas y barbas falsas, se les atribuye influencia olmeca. Las
estelas originales se exhiben en el museo de sitio, y entre ellas hay
dos que han sido catalogadas como las más antiguas encontradas en
Mesoamérica.
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