El Parque México (Parque San Martín) fue el área verde exigida en el contrato de compraventa que intentó obligar a la constructora del Hipódromo Condesa
a destinar 130,000 metros cuadrados para la construcción de un parque.
Tras muchas negociaciones se destinaron finalmente 88,000 metros
cuadrados.
El Parque México,
diseñado en estilo art déco, reivindica por un lado los ideales modernos
y el culto a la tecnología, y por otro, los valores nacionalistas.
Oficialmente se le llamó Parque General San Martín, en honor al
libertador sudamericano, el 25 de octubre de 1927, en un acto amistoso
con la República de Argentina. La gente siempre le ha llamado Parque México. Fue diseñado por el arquitecto Leonardo Noriega y el ingeniero Javier Stávoli.
Uno de sus mayores atractivos es su
teatro al aire libre, cercado por una pérgola cubierta de buganvilias
el escenario está enmarcado por cinco enormes columnas de concreto y en
sus extremos hay dos pequeños camerinos, con relieves alegóricos al
teatro, diseñados por Roberto Montenegro.
Por la entrada principal, que divide el Parque México, se levanta una monumental fuente con la figura de una mujer desnuda abrazando dos cántaros de los que caen chorros de agua.
El teatro recibió el nombre de Charles
Lindbergh, quien el 13 de diciembre de 1927 aterrizó en el altiplano
mexicano para recibir la admiración y el entusiasmo de miles de
ciudadanos: manifestaciones obreras, fiestas juveniles, así como
corridas de toros se organizaron en su honor.
La calle Michoacán divide el Parque México.
En la porción Sur, al centro de una plaza circular, se levanta una
columna que fue reloj y radio en los tiempos en que XEB, la
primera radio-difusora comercial en la ciudad, comenzó su transmisiones.
Hoy, la columna, sin reloj ni radio, es el elemento decorativo de una
fuente.
En el otro extremo (Norte) del Parque México,
junto a la avenida Sonora, el arquitecto Noriega diseñó una fuente que
simula el nacimiento de un río y corre entre rocas y puentes de cemento
armado, para desembocar en el lago de los patos.
Las bancas del Parque México, también de cemento, simulan pequeñas cabañas de madera.
Durante el día, el Parque México
ofrece múltiples opciones para pasar un buen rato. Los visitantes
pueden rentar bicicletas, disfrutar de los juegos mecánicos, pasear a
sus perros, observar los patos y su estanque o sencillamente caminar o
trotar por los andadores que recorren la nutrida arboleda.
Durante la noche es un buen espectáculo
para los residentes que pueden verlo desde las ventanas de sus casas y
que saben bien que pasear, de noche, por un parque solitario, en
cualquier lugar de la ciudad, no es buena idea.
Sobre la avenida México, que rodea el Parque México,
se encuentran interesantes construcciones que son muestrario de los
estilos arquitectónicos que predominaron los años 20 y 40 del s.XX.
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