El Museo de Cera de la Ciudad de México
es un mundo alucinante que alberga en su sede de la calle de Londres,
200 figuras de personajes famosos, situados en escenarios estupendos y
en una casona de belleza sorprendente. Una figura de cera encierra mucho
de magia, tanto en la forma en que atrae la mirada hacia ella, como en
la imaginación que desata. El ojo y la fantasía se activan en automático
en escenarios como estos.
Quién hace una figura de cera es
un artista que tiene un ojo clínico para observar rasgos, actitudes,
colores y detalles, que generalmente pasan inadvertidos para el grueso
de la gente. El artista hace un derroche de observación y después aplica
la técnica precisa para lograr que surja de un montón de cera uniforme y
blancuzca una figura prodigiosa a la que solamente le hace falta el
habla.
Es también el manejo diestro de un
material milagroso, la cera de las abejas, que en la antigüedad lo mismo
servía para bañar tablillas y sobre ellas escribir las primeras
palabras del hombre, que como medicina o alimento.
Hacer figuras para un museo es también
un arte que conjuga la destreza del sastre, del costurero, del
maquillista, del museógrafo. Por todo esto se dice que una figura de
cera es un retrato hecho en tercera dimensión de un personaje célebre,
notable ya sea por sus bondades o por su infamia.
Así el Museo de Cera de la Ciudad de México
es un lugar de encuentro con la historia de una urbe, pero también con
las emociones de un pueblo. Toda ésta exhibición está situada en una
bella casona de principio del siglo XX, con personajes y ambientes que
se distribuyen en 20 salas que abarcan con su presencia variados temas
de interés para mexicanos y extranjeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario