En esta pequeña bahía de Pichilinguillo,
el mar forma una alberca natural de aguas muy cristalinas. En tiempos
de lluvias el agua es de color turquesa, pero en tiempos de secas
adquiere una tonalidad azul profundo y transparente.
Los locatarios de Pichilinguillo
han organizado una cooperativa turística para difundir la belleza de la
zona, sobre todo los riscos, cavernas, túneles y formaciones rocosas de
esta parte de la costa michoacana. Por ello, te ofrecen paseos en
lancha, snorkeling y pesca menor.
Uno de los atractivos de Pichilinguillo
es acercarse en lancha al área de La Bufadora, una cueva en el risco
que, al recibir un oleaje alto, emite un chorro vertical, a través de
una abertura a 6 metros de altura.
A 3 kilómetros de Pichilinguillo,
en una caminata que dirige un guía local y que se interna hacia la
sierra por la ribera del río, se llega a unos manantiales conocidos como
Aguas Calientes. El agua hirviente brota de las grietas y se integra al
río. Alguna vez un estadounidense que vivió en Pichilinguillo,
construyó una serie de pequeñas fosas que se llenan con el agua de este
manantial. El agua está tan caliente que es necesario dejar la fosa
enfriar durante un día y medio antes de poder zambullirse en ella.
El camino hacia los manantiales recibe
las visitas nocturnas de venados cola blanca, tigrillos e incluso, a
veces, pumas. En el camino es usual toparse con conejos, culebras,
tejones y varias especies de aves. los guías locales van narrando
historias relativas a la fauna y flora de esta cañada fértil y mágica.
Pichilinguillo se localiza a 84 kilómetros de Lázaro Cárdenas, por la carretera federal 200 y 37, en el Estado de Michoacán.
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