Malinalco significa
lugar donde se adora la hierba torcida o flor del zacate malinalli, y se
dice que fue fundada por Malinalxóchitl, hermana de Huitzilopochtli, el
dios de la guerra de los mexicas. Malinalco tuvo su
mayor apogeo en el posclásico tardío (1325 – 1521 d.c.) cuando era ruta
comercial natural de comercio de los pueblos tributarios de la Gran
Tenochtitlán.
En la cima de Texaltepec o Cerro de los Ídolos, a 215 metros sobre en nivel del pueblo de Malinalco,
las culturas matlazintla y mexica hallaron un lugar privilegiado para
construir un centro ceremonial vinculado a sus actividades militares.
Para acceder a la zona arqueológica de Malinalco hay
que subir casi 400 escalones, y desde esa altura se tiene una idea de su
ubicación estratégica. Las construcciones datan de 1501 y fueron
realizadas durante los gobiernos de Ahuitzotl y Moctezuma II.
Dentro del conjunto de templos resalta
la Casa del Sol o Tonatiuhichan. Sin embargo, se le conoce como la Casa
de los Guerreros Águila y Jaguar, o Cuauhcalli, comparable sólo con
Petra en Jordania, o Abu Simbel en Egipto, y otros templos en India,
Turquía y China, ya que fue tallada directamente en un monolito de roca
volcánica de la montaña. La edificación tiene un basamento de dos
cuerpos con una escalinata de 13 angostos peldaños labrados, y está
flanqueada por alfardas adornadas con esculturas que representaban a dos
jaguares sentados.
El umbral del templo tiene forma de
enormes fauces de serpiente, con una lengua bífida esculpida a manera de
tapete en la entrada. Es una representación de Cipactli o Tlatecuhtli,
deidad vinculada con la tierra. A cada lado hay dos pedestales
esculpidos: uno representa un tambor o huéhuetl forrado en piel de
jaguar; el otro es Izcóatl o serpiente de guerra, con escamas en forma
de punta de flecha. El interior del recinto tiene una forma circular,
con una banca ricamente decorada con figuras de águilas y jaguares
tallados en piedra.
Su principal función consistía en llevar
a cabo la ceremonia de iniciación de los guerreros águila y jaguar, las
jerarquías militares más importantes de los bélicos mexicas.
Actualmente, el templo ha sido techado con palapa, a la manera en que se
construían originalmente las estructuras.
El Edificio III, también conocido como
Tzinacalli o Donde están los quemadores, era el lugar en el que se
incineraban y honoraban a los guerreros caídos en batalla. La
construcción está compuesta por dos recintos, uno rectangular y otro
circular, que todavía conservan restos de pintura mural polícroma.
Al descender por la escalinata que lleva a la zona arqueológica de Malinalco,
se sigue un camino que conduce al llamado Rincón de San Miguel, un
manantial prehispánico, labrado igualmente en la piedra, en el que se
adoró a Tláloc, dios de la lluvia. Hoy en día hay un altar dedicado al
arcángel católico.
El caminar por las calles empedradas de Malinalco
permite respirar la tranquilidad de un pueblo colonial, conociendo su
gente, sus tradiciones y costumbres que forman parte de la herencia de
la grandeza de un pueblo que día con día convierten a este encantador
lugar en una leyenda viva.
En Malinalco podrás
encontrar principalmente en el centro de la población e inmediaciones de
la Zona arqueológica, diferentes tipos de artesanías, poco a poco se
está volviendo una tradición el trabajo de piezas talladas en madera
sobresaliendo los palos de lluvia y tambores de guerra de estilo
prehispánico. Pero no olvides visitar el Museo Universitario Dr. Luis
Mario Schneider, ya que difunde a modo interactivo la riqueza histórica y
cultural de Malinalco, también posee una reproducción idéntica de la fachada e interior del Templo Cuauhcalli.
La flora y fauna de Malinalco
posee una rica variedad de especies inofensivas (cacomixtles,
armadillos, zorros, ardillas, mariposas, ranas) y algunas otras
peligrosas (serpientes de coralillo, serpientes de cascabel, alacranes,
coyotes, cantiles y arañas como la viuda negra), por eso te invitamos a
tomar precaución y no visitar el río o las montañas aledañas con niños o
ancianos, no explorar ni buscar caminos nuevos, no ingerir alimentos en
la naturaleza y no aventurarse en la hora del ocazo del Sol y menos en
la noche.
Te recomendamos visitar el río de Malinalco, en esta aventura te recomendamos conducir con prudencia ya que el camino es un poco abrupto e irregular.
Una vez en el río, podrás admirar
diversas pinturas petrograbadas prehispánicas hechas en rocas, las más
conocidas son Los Diablitos, el Coyotito Rojo y Las Caritas. Disfrutarás
de la naturaleza y el sonido del agua, la observación de mariposas,
ranas, insectos en su entorno natural (ideal en tu primera cita) que
harán de un momento mágico y único.
Para llegar a Malinalco
desde la Ciudad de México (vía La Marquesa) toma la autopista 15D hasta
La Marquesa, luego cruzar el puente y tomar la carretera federal 6
hacia Tenancingo y luego la carretera federal 4 a Malinalco.
La distancia total son 90 kilómetros con una duración en tiempo de 1
hora con 45 minutos. Esperamos que puedas visitar éste hermoso pueblo
mágico y disfrutar de un agradable día con tu familia, amigos, pareja.
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