El Sótano de las Golondrinas
se formó a partir de la disolución de roca caliza, la cual, al tener
contacto con el agua, produjo anhídrido carbónico. Éste provocó un
desgaste en el centro, hasta que quedó un techo en forma de bóveda, que
finalmente se colapsó.
El Sótano de las Golondrinas
es uno de los abismos más grandes e impresionantes del mundo, con 512
metros de profundidad, 60 metros de diámetro y 370 metros de caída
vertical. Forma parte de las Trece Maravillas naturales de México. Es la segunda cueva más profunda del país, y la número 11 del mundo.
La emoción comienza al llegar a la profundidad y practicar, junto con un guía, espeleología, escalada o rappel.
Las aves del Sótano de las Golondrinas
circundan la entrada, y cada minuto un conjunto de aproximadamente 50
aves se despega del grupo y vuela directo hacia adentro. Tan pronto como
pasan el borde de la superficie, retraen las alas para entrar en caída
libre a la cueva.
Este recorrido -según el número de
personas que te acompañen- tarda alrededor de 3 horas. Es todo un
espectáculo ver aves volando en las profundidades del abismo. A pesar de
su nombre, este refugio natural no hospeda golondrinas, sino vencejos,
colibríes y la especie de loros aratinga holochlora, conocidos como
cotorras de cueva.
A las 6 de la mañana, estas aves salen
por miles en forma de espiral, y al atardecer regresan a su singular
guarida. Igualmente puedes acampar en los alrededores del Sótano de las Golondrinas con toda tranquilidad.
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