El Volcán Paricutín nació sorpresivamente en 1943 y en mayo del siguiente año forzó a los habitantes del antiguo poblado de San Juan Parangaricutiro a recorrer su nuevo establecimiento a 33 kilómetro.
El Volcán Paricutín
cesó su actividad en 1952, pero todavía hoy surgen columnas de vapor de
algunas de sus grietas y, si se raspa un poco el suelo en la cumbre del Volcán Paricutín, es posible percibir el intenso calor que guarda la ceniza.
En algunas partes la flora volvió a
crecer y, poco a poco, algunos pinos y matorrales fueron dando un toque
de verdor al espeso panorama de rocas negras.
El ascenso al cono del Volcán Paricutín toma un par de horas y puede realizarse fácilmente. El descenso toma unos cuantos minutos por medio de uno de sus arenales.
Desde arriba del Volcán Paricutín,
la visión del cráter es asombrosa, y el valle que se extiende abajo fue
cubierto casi en su totalidad por la lava. A lo lejos pueden verse
distintos poblados cercanos que sobrevivieron a la erupción, como
Angahuan, así como las ruinas de San Juan Parangaricutiro o San Juan Quemado.
Para llegar al Volcán Paricutín,
desde Angahuan se puede alquilar un caballo; el precio debe acordarse
con el guía. Para ascender al cráter se recomienda llevar botas, rompe
vientos y agua.
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