Cuando viajamos a un destino donde se habla otro idioma,
las tareas más sencillas pueden volverse un desafío. Desde pedir un
café hasta preguntar dónde está el baño o cómo encontrar la salida de un
museo, todo se vuelve complicado. Sin embargo, hay varias cosas que un viajero puede hacer para prepararse ante esta dificultad. Aquí algunas ideas prácticas para evitar el enredo idiomático:
Llevar un minidiccionario de ambas
lenguas: Aunque a simple vista parece incómodo ir con el diccionario de
un lado a otro, una vez que has aprendido a utilizarlo y a medida que te
vayas adaptando al lenguaje encontrarás que se te hará cada vez más
fácil entenderte, e incluso si no es una lengua demasiado diferente a la
nuestra puedes ir aprendiendo a comunicarte casi sin necesidad de
utilizar el diccionario luego de un tiempo.
Buscar información en internet: muchos
dicen que en internet está todo, no creo que sea todo, pero casi. Si
tienes paciencia y buen ojo puedes encontrar minis guías del lenguaje
que estés buscando con las frases más comunes (en varias de nuestras
notas de viajes puedes encontrarlos), o incluso puedes encontrar
diccionarios en línea específicos para viajeros. Todo es cuestión de ponerse a buscar.
Lleva un cuaderno apuntador: recurso
útil y que puede ayudarte a entender y aprehender más rápido el
lenguaje, ya que mientras vayas de viaje puedes ir apuntando las frases
más utilizadas, además de que puede transformarse en un diario de viaje
que enriquecerá tu experiencia, y si te animas pueden compartirlo con
todos los viajeros que visitan esta página.
¿Miniclases?: Aunque no es un recurso
que se utilice mucho, si estás realmente interesado en conocer la
cultura y costumbres del destino que elegiste y pretendes moverte con
comodidad por allí, lo mejor que puedes hacer es tomar unas clases
intensivas de ese idioma. Si realmente quieres aprender sobre el lugar
al que viajas y entrar en contacto con su gente, esta opción es la más
completa; aunque la que de seguro te llevará más tiempo aprender, es la
que rinde más frutos.
Tener un tercer lenguaje como nexo. Siendo el lenguaje más hablado, el inglés siempre resulta útil en destinos con un idioma que no comprendamos. Saber lo básico de este idioma puede salvarte ante una emergencia, e incluso abrirte puertas a conocimientos nuevos.
Hacer una visita a la embajada: si eres
de los que planifican con antelación un viaje, puedes probar realizar
una visita al consulado o embajada del país donde piensas viajar para
pedir información sobre el idioma, y de paso obtener información sobre
sus costumbres y destinos.
Lenguaje de señas. Otra opción, menos
usada pero no menos útil, es tener alguna noción de lenguaje de señas;
este no es igual en todos lados, pero hay señas universales que todos
conocemos y con ellas podemos comunicarnos muy bien también (aunque hay
que tener cuidado con la interpretación que haga el otro de lo que uno
quiera decir, no?). Espero que estos consejos hayan sido de utilidad
para todos aquellos viajeros que eligen destinos no-hispanohablantes.
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