En la Bahía de Jaltemba, en el centro del Estado de Nayarit, entre la exuberante vegetación de la Sierra Madre Occidental y el Océano Pacífico, se esconde Rincón de Guayabitos.
Es un pueblo tranquilo y pintoresco que debe su nombre a los árboles de
guayabas que abundan en la zona. Es un destino para familias o para
quienes buscan un espacio de descanso e introspección.
Al llegar a Rincón de Guayabitos,
sólo son necesarios cinco minutos para sentir que el lugar es un pueblo
de pescadores, de extranjeros (que huyen de las temperaturas gélidas de
sus países para refugiarse en el calorcito mexicano), de familias con
niños que juegan tranquilos en el parque y de jóvenes que buscan unos
días de relajación. Y en los siguientes cinco minutos, uno ya está
contagiado de la buena vibra que prevalece en Rincón de Guayabitos.
Para conocer a detalle Rincón de Guayabitos,
se recomienda caminar o dar un paseo en bicicleta. El recorrido se
sugiere iniciarlo desde su avenida principal.
Sus construcciones sencillas y coloridas albergan tiendas que ofrecen
una gran variedad de artículos para la playa: vestidos, bolsas, juguetes
para los niños, salvavidas, sombrillas, camastros, mesitas de plástico,
entre otros. Casi al final de la avenida principal, si se atraviesa de
Norte a Sur, se localiza su iglesia más importante, y más adelante, un
parque con un kiosko entre medio de árboles.
Las múltiples opciones de hospedaje
también están presentes a lo largo de toda la arteria. Hay hostales
económicos, hoteles boutiques y All Inclusive. Al concluir el trayecto
queda claro que en Rincón de Guayabitos no existe la ostentación, más sí una atmósfera agradable y divertida.
Pero, la playa es la protagonista de Rincón de Guayabitos.
El oleaje del mar es casi imperceptible, por eso se ha ganado el título
de “la alberca natural más grande del mundo”. Además, su arena fina y
templadas aguas se disfrutan desde el amanecer, haciendo de éste destino
un lugar obligado para quienes buscan encontrarse con su ser interior.
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