Zona Arqueológica de Chichén Itzá, México


chichen-itza
Chichén Itzá, traducido de la lengua maya, significa “la boca del pozo de los magos del agua”. Además fue nombrado uno de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo en 2007.

Chichén Itzá fue fundada alrededor del año 525 d.c., luego de la migración a la zona de indios chanes, posteriormente llamados itzáes, provenientes de comunidades de la zona oriental. Chichén Itzá desde su origen fungió como capital gubernamental, ya que antecedió la fundación de otras ciudades, como Ek’Balam, Izamal, Motul, y T-hó, la actual Mérida, capital yucateca.

Entre los años 600 y 900 d.c., Chichén Itzá se convirtió en el centro político más importante de las tierras denominadas del Mayab, y regía sobre el resto de la península. Las edificaciones de Chichén Itzá muestran influencia de dichas regiones: del estilo Puuc, oriundo de la parte alta de Yucatán, pero también de las civilizaciones del altiplano mexicano.
Esta última característica es prueba de que los mayas pertenecían a una sofisticada red de gobierno que unía varias civilizaciones durante el esplendor de Mesoamérica.
El Mayab, que paradójicamente significa “tierra para pocos”, no pudo mantener la mezcla de comunidades aliadas, que terminaron en guerra hasta 1194 d.c. El fin de la civilización tuvo como escenario Chichén Itzá, donde vivía en su mayoría la casta militar. Éstos mantenían clavados en estacas los cráneos de sus enemigos, hecho sangriento que fomentaba más la rivalidad.

El también llamado Castillo es una de las pirámides mayas mejor conservadas. Mide 30 metros de alto y su construcción revela conocimientos astrológicos, acústicos y matemáticos. Cada lado de la pirámide tiene una escalinata con balaustradas de piedra. La del Norte desciende hasta dos colosales cabezas de serpientes emplumadas: el dios kukulcán.

Cada equinoccio de primavera y verano se proyectan las sombras de las aristas en esta escalinata: la serpiente parece adquirir movimiento y desciende a la tierra. Este fenómeno prueba que los mayas tenían un conocimiento profundo de la arquitectura, así como de los ciclos naturales de la Tierra, en especial los agrícolas.

Junto al grupo de mil columnas esculpidas se halla un templo encabezado por una de las doce estatuas de Chac Mol en la zona. Como el resto, este Chac mol sostiene una vasija. La mayoría de las edificaciones de Chichén Itzá contienen dentro de su volumen otra edificación similar, pero de menor tamaño: el Templo de los Guerreros no es excepción. Ambas, de influencia tolteca, están construidas sobre el eje por el que el Sol amanece. Se presume que cada mañana, cuando el Chac Mol se iluminaba, ocurrían los rituales. La prolongación de columnas, de 75 metros de largo, servía de antesala a estos rituales, que consistían en extirpar el corazón de guerreros enemigos y depositarlos en la vasija.

El Observatorio está erigida sobre dos plataformas rectangulares en la Zona Sur de Chichén Itzá estaba dedicada al estudio de la astronomía. Se le llama El Caracol debido a su forma. Al interior se han descubierto jeroglíficos que prueban que los mayas conocían con exactitud la duración del ciclo solar anual, así como el movimiento de las estrellas.

El cenote ceremonial, en donde también se realizaban sacrificios, se localiza en el extremo Norte de Chichén Itzá. Mide 60 metros de diámetros y 13 de profundidad. El cenote está a cielo abierto y sus paredes miden aproximadamente 15 metros hasta la superficie del agua. Aquí se realizaban ofrendas al dios Chaac, señor de las lluvias. Por esta última razón, a principios del siglo XX fue explotado por el cónsul estadounidense Edward Thompson, quién extrajo cientos de joyas y piedras preciosas. Thompson vendió todo lo que extrajo al Museo Peabody de Massachussets, que regresó sólo parte del botín a México en 2009, después de gestiones diplomáticas. Se presume que aún quedan algunos esqueletos y osamentas pertenecientes a princesas mayas y militares de alto rango que eran arrojados al cenote a manera de ofrenda.

El Juego de Pelota es el recinto en donde se realizaban los Juegos Sagrados Mayas, que consistían en juegos de pelota que tenían un significado ceremonial constante en todas las ciudades de Yucatán. La cancha de Chichén Itzá es la más grande y mejor conservada. Se encuentra rodeada por tres templos en los que solían realizarse rituales durante los juegos. La decoración resalta los aros de piedra. La arquitectura, por su parte, permite un curioso fenómeno acústico: la posibilidad de repetir sonidos de lado a lado de la cancha.

El Templo del Jaguar toma su nombre de las figuras de jaguares talladas frente al edificio, que aluden a la orden militar de los Caballeros Tigre, una élite militar de la cultura maya tardía. La estructura se halla anexa al Juego de Pelota y se cree que fue construida al mismo tiempo que la Pirámide de kukulcán, y también está formada por diferentes capas. El valor de este templo radica que en el interior se hallan jeroglíficos que narran la historia del origen de Chichén Itzá. Dos serpientes emplumadas están en la entrada.

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